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domingo, 26 de abril de 2020

EL FIN DE LA VIDA
















          Llevamos ya tantos días de confinamiento encerrados en casa que se pierde la noción del tiempo y los días. Una ya no sabe si está a lunes, a miércoles o a domingo, y así me ha pasado , que ayer fue San Marcos y ni me acordé.
¿Y por qué me tenía que acordar?

          Porque era el cumpleaños de mi abuelo. Si, ya sé que han pasado mil años, que la vida ha cambiado mucho desde entonces y que ahora estoy yo ya acercándome a su edad,  pero me gusta recordarlo porque él era una persona muy especial. Paciente, cariñoso, trabajador, de carácter más bien  bonachón...Se llevaba bien con todo el mundo y no se le conocían enemigos. Fue el menor de cinco hermanos, y tuvo la desgracia de quedarse sin madre cuando solo contaba cinco años. Pasó los avatares de la Guerra Civil , las fatigas de la postguerra, y la vida le alcanzó para conocer los tiempos de prosperidad que vinieron después.

          Siempre guardaré en la memoria las tardes que pasaba a su lado, sentados los dos en la mesa camilla jugando a las cartas, o contándole los incidentes que me habían pasado en el colegio. Él escuchaba siempre con mucha paciencia y me daba sus sabios consejos.

          Murió de una neumonía, como les está ocurriendo ahora a muchos abuelitos, que ya no podrán seguir disfrutando de sus nietos, ni los nietos de ellos. Lo pienso y me entristece tanto... Los niños son el futuro que vendrá, pero nuestros mayores son las raíces, el pasado del que venimos y que es necesario proteger.

          Hace unos días me decía un médico que trabaja en primera línea de batalla con el Covid 19, que hay pueblecitos que se están quedando sin sus abuelos, que muchos de ellos ya no saldrán a la plaza a tomar el sol ni se sentarán en los parques a ver jugar a los niños. Han muerto solos y  sin que se haya hecho lo suficiente por ellos. Es una verdadera tragedia. Espero que todos tomemos nota de ello y reflexionemos para que no vuelva a pasar en el futuro. Ellos no merecían ese final.

          Mi abuelo murió también a su misma edad y por una causa similar, pero lo hizo tranquilo, en una cama de hospital con todas las atenciones y medios de los que se disponían entonces, y con su familia al lado. ¡Qué menos que eso para que la partida sea más llevadera! Si hubiera muerto ahora, en plena pandemia habría sido muy distinto, tal vez ni siquiera me hubiera podido despedir de él, y por eso me duele tanto cuando lo veo en otros.

          Protejamos a nuestros ancianos, ellos han hecho de nosotros lo que somos ahora y se merecen algo mejor. ¡Se lo debemos!

sábado, 18 de abril de 2020

¿DÓNDE SE HAN IDO LOS NIÑOS?


          Salía esta mañana con mi perrito, como hago todas las mañanas para que haga sus necesidades y estire las patas, a no más de 300 metros de casa, porque con esto del confinamiento no dejan alejarse, ni tan siquiera entretenerse, pues si la policía te ve rápidamente toma cartas en el asunto y te dice que regreses a tu casa, y hay veces que ni al pobre perro le ha dado tiempo de hacer lo suyo.

          Pero, como digo, iba por la calle y he pasado por el parque infantil que hay en mi urbanización.Nada del otro mundo, un pequeño jardincito, con unos columpios y un poco de arena para que los peques se entretengan, pero al verlo así tan solitario y triste desde hace ya tantísimos días, me ha dado mucha pena y la sensación de que la ciudad está muerta sin sus niños.

          ¡Cuánto tiempo ya sin oír sus risas! Sus carreras alocadas, sus juegos, su alegría que todo lo llenaba.Los pobres nenes encerrados más de un mes, como si estuvieran en una cárcel dorada, pero cárcel al fin y al cabo.¡Cómo tienen que ser sus días aislados entre cuatro paredes sin poder correr, ni tan siquiera respirar un poco de aire fresco!

          Recuerdo que , hace muchos años, fuí a dar con una escuelita de un pueblo muy pequeño, tan pequeño era que casi no había niños. Tenía en mi clase solo un grupo de 15, entre 5 y 10 años; y el otro grupo lo tenía mi compañera con otros tantos de 3 y 4 años. ¡Eso era todo! No era rentable mantenerla abierta y las autoridades pensaron llevarse a los niños en autobús hasta otro colegio cercano, más grande y mejor equipado. ¡No pudo ser! Los padres y el mismo Ayuntamiento se negaron en redondo. ¿Cómo iban a dejar al pueblo sin niños? Lo matarían de tristeza, y ellos serían extraños en un lugar ajeno. Debían quedarse en casa, al lado de su familia y sus amiguitos de siempre, debían seguir frecuentando los parques y las calles, e  ir juntos a la escuela, que era la suya, la de su pueblo. Y ahora que han pasado los años pienso que llevaban toda la razón, y que hicieron muy bien de negarse, porque un pueblo o una ciudad o lo que sea , sin niños está muerta. Como ocurre ahora, desgraciadamente.

          ¡Qué importantes son los niños y los jóvenes!. Se comenta en la prensa que pronto les dejarán salir, a ellos los primeros. Y me parece bien, siempre y cuando se haga de forma ordenada,  y sin riesgo de ir otra vez para atrás con el dichoso virus.

          El futuro es de ellos, celebremos el día que volvamos a verlos reír.

domingo, 12 de abril de 2020

RECUERDOS INFANTILES 5

Hoy ha amanecido el día soleado y con buena temperatura ( por lo que puedo apreciar a través de mi ventana) y me he puesto a imaginar en cómo estarán las calles vacías de mi querida ciudad. Parecerá una ciudad fantasma, como si hubiese pasado por ella un cataclismo o un desastre propio de una película de ciencia-ficción. Ellas, que siempre han estado alegres y bulliciosas, llenas de turistas que van y vienen y de tiendas abiertas, llenas también de gentes que pasean y de terracitas que , en estas fechas, suelen colocarse en cada rincón , en cada placita, y que  estarían a rebosar si no fuera por lo que es..
¡No quiero imaginar lo tristes que estarán hoy, Domingo de Resurrección!
Asi que para que no decaiga el ánimo dejo unos alegres dibujos de algunas de ellas, en donde transcurrió mi infancia.

                                       Calle del Comercio     



Arco de la Sangre

              Mezquita del Cristo de la Luz

                             Catedral

                 Plaza de Santa Leocadia

                     Bajada de San Justo

                Teatro de Rojas




  
                             

lunes, 6 de abril de 2020

ABRIL DESDE LA VENTANA








En abril aguas mil,
y todas caben en un barril

Eso dice el refrán, y ojalá sea así para que se lleve de una vez este virus dichoso que nos tiene encerrados y temerosos de lo que pueda venir.
Pero bueno, abril ya está aquí , y aunque no lo podamos ver ni disfrutar los campos están  en flor y toda la naturaleza despierta de su letargo invernal ajena a lo que está aconteciendo, Llega como todos los años, con alegría, llena de vida recién nacida deseando expandirse, y para bien suyo, sin la perturbación del ser humano. Este año podrá crecer en paz y los animales correr a sus anchas sin que les molestemos. 

Y a nosotros, aunque sea poquito, desde nuestras ventanas algo podemos ver o intuir, por lo menos. Desde la mía veo los campos a lo lejos, todo de un color verde precioso, y en mi pequeño jardincito, la higuera se está llenando de hojas enormes, el granado también se está poniendo frondoso, al manzano le han salido sus primeras flores. En el árbol del vecino veo una parejita de palomas que están haciendo el nido, y muchos pájaros de diferentes clases vienen de vez en cuando a picotear.

Desde mi ventana veo como todo está cambiando y paciente espero el día de poder salir, pero no solo por el hecho de salir a la calle o el campo y poderme mover con libertad, no, lo espero con ansiedad por que eso significará que ya hay menos gente enferma, que ya no mueren tantas personas y esto va pasando. Me alegraré sobre todo por eso. Mientras tanto desde mi ventana observaré como van cambiando las cosas y sacaré lo bueno de todo esto.

Os dejo el calendario del mes de abril por si lo queréis descargar.