Hoy en día somos muchos los que tenemos mascotas en casa, y
hay que tener una para comprender lo mucho que se les llega a querer. Nos hacen
compañía, nos ayudan, nos dan cariño, nos alegran la vida...¡eso como poco! que
también en muchos casos se emplean con fines terapeúticos contra la depresión,
la soledad, algunas enfermedades, minusvalías... No es de extrañar , por consiguiente,
que muchas personas, entre las que me incluyo, llegan a establecer con su
animalito un vínculo afectivo tan estrecho que lo consideran un miembro más de
la familia, lo colocan al mismo nivel que las personas. Algunos los consideran
, incluso como si fueran sus propios hijos. Los "humanizamos" de tal
manera que queremos que la mascota olvide su condición animal y se haga uno de
los nuestros, sin más. Y claro, eso lleva consigo ciertos problemas.
El perro, por mucho que queramos hacerle humano seguirá siendo
un perro, y tendrá un comportamiento como lo que es, y lo mismo le pasará al
gato, al pájaro...o lo que sea. Así se dan luego problemas de inadaptación como
la ansiedad por separación, los ladridos, intentos de dominar ellos la
situación , adueñarse de los espacios ( el sofá, la cama...)
Y a mí todo esto me da qué pensar. ¿No será que queremos
suplir con ellos nuestras carencias emocionales y afectivas? Es muy probable.
Las relaciones humanas se van deteriorando, se va deteriorando la comunicación
con nuestros iguales, pero el ser humano es un ser con sentimientos y emociones
y necesita canalizarlos de algún modo, y si no lo hace con las personas pues lo
hará con los animales.
La ciencia no lo pone en duda. Esa unión tan estrecha que se
crea entre las personas y las mascotas ( sobre todo perros y gatos)se basa en
que ambos se relacionan emocionalmente de la misma manera, a través de la
mirada. Sólo los que han tenido un perro o un gato en casa y han convivido con
él lo pueden entender.
El amor, el cariño, no tiene límites, puede abarcar a cualquier especie, pero no olvidemos la
nuestra, no olvidemos la relación con las personas que son nuestros
iguales, y tampoco olvidemos la
condición animal de nuestras mascotas, que debemos respetar con todo el cariño
del mundo para que ellas sean tan felices a nuestro lado como nosotros lo somos
al suyo.