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domingo, 25 de octubre de 2020

NOCHE DE HALLOWEEN PARA NIÑOS

Este año lo niños no podrán celebrar su fiesta de Haloween como otras veces , por eso he pensado en ellos y aquí va este pequeño trabajo para entretenerlos.
Espero que les guste

Esta es Calamidad Calambres, una bruja normal y corriente, de las muchas que te puedes encontrar por la calle cuando paseas en noches de luna llena.
Vive en una casita cerca de Villa Tenebrosa cultivando hierbas para sus pócimas y hechizos.

Este año no podrá celebrar las fiestas de Halloween como es habitual, pues una epidemia de catarro moqueril se ha extendido por todo el pueblo, y el Conde Drácula, que es el alcalde, ha ordenado que todo el mundo permanezca en sus casas.
Así pues, Calamidad ha tenido que recoger el precioso vestido de harapos negro que tenía preparado para la fiesta y resignarse.
Son las seis de la tarde y está viendo en la televisión la serie "El cortador de cabezas", cuando llaman a la puerta. Un poco fastidiada va a abrir y se encuentra...¡Con su amiga Clotilde Rompescobas!
-¡Sabía que estabas aburrida y he venido a solucionarlo!- le dice muy contenta.
-¿Pero si no podemos ir a ningún sitio?- contesta sorprendida Calamidad.
-¡Ni falta que hace!Porque aquí traigo la solución.
Y le enseña un fabuloso libro de recetas, lleno de polvo y telarañas, con más de mil seiscientos años a sus espaldas, procedente de antiguas brujas y que ha pasado de madres a hijas.
Calamidad no parece muy convencida, pero como no hay otra cosa que hacer se van las dos a la cocina. Y comienzan las tareas preparando ingredientes, haciendo masas, caldos, revueltos...
Aquí tenéis algunas de las comidas que las brujas preparan en su caldero y que vosotros mismos podéis hacer en esta noche oscura y fantasmal.

Al terminar, Calamidad y Rompescobas están terriblemente cansadas, asi que se van a la salita a degustar lo que han hecho. ¡Y se ponen ciegas! ¡Está todo tan rico!
Pasan la noche comiendo, contando chistes negros y tomando un rico licor de jugo de murciélago. Están agotadas , pero se lo han pasado ¡tan bien!, y piensan que tampoco ha sido tan mala idea esto de quedarse en casa.

                                               ¡¡FELIZ HALLOWEEN!!








 

domingo, 18 de octubre de 2020

VALORES EN DECADENCIA

 

Ayer recibí un mensaje de mi sobrina, muchos años dedicada a la docencia en institutos y que hacía las siguiente reflexión:
" Comenta mi madre que cuando ella era niña la gente se esforzaba mucho por escribir sin faltas de ortografía o por aprender a leer, porque no saber hablar o escribir con corrección era algo avergonzante. Se valoraba por aquel entonces la educación. Ahora tenemos todos los medios, pero nos recreamos en lo vulgar, en la mala educación, en las faltas de ortografía. Es el desprecio y la ridiculización de la excelencia, de cualquier cosa que huela a normas o a esfuerzo. Los dos factores por los que quizá nuestra civilización llegó donde llegó.
Por otro lado, cuenta mi padre que mi abuelo iba a la escuela del pueblo, sin medios, en tiempos de pobreza extrema, siendo ciento treinta niños de todas las edades en el mismo aula con un solo maestro. Faltaban la mitad de los días porque tenían que ir a trabajar al campo. Sin embargo mi abuelo creció con una sólida formación multidisciplinar y, comenta mi padre,, que sabía más de Historia que mi abuela, que era maestra. Eran otros tiempos, se valoraban otras cosas. Nadie quería ser analfabeto. 

Ahora muchos alardean de su ignorancia.
Como profesora, después de aprobar unas oposiciones durísimas tras  muchos años de estudio y sacrificio, me siento estafada teniendo que derrochar talento, tiempo y energía en un sistema que hace aguas por todas partes, donde el alumno estudioso es impopular, donde los padres se te echan al cuello si eres exigente a la hora de evaluar y donde también se pasa de curso con asignaturas suspensas ( o, lo que es peor, aprobadas gracias a un forzado "empujoncillo" de un 4 ficticio, conseguido por no tener "x" faltas de asistencia sin justificar,por no destrozar el material del aula o por estar callado un día de cada cuatro como único mérito) al 5, tras las presiones de la Inspección o de tus compañeros en la sesión de evaluación.
Lo mejor de todo es que , después de replantearte tus principios morales, devanarte los sesos y hacer encaje de bolillo para  poner el dicho 5, el alumno, indiferente, ni se alegra ni mucho menos te lo agradece.

Uno se pregunta cómo el Imperio Romano, culmen de la civilización antigua, pudo sucumbir a manos de pueblos bárbaros atrasados, violentos rudos y rurales. Si me permitís la simplificación, fue algo así: tras alcanzar el pleno desarrollo económico, político, social y cultural, los romanos decidieron que ya tenían todo lo que necesitaban, que era hora de dejar de esforzarse y empezar a vivir. Pronto empezaron a exigir al Estado, no solo que los mantuviera, sino que los entretuviera ( pan y circo). Y así llegó la decadencia total, en todos los ámbitos, aprovechada por civilizaciones primitivas que vieron la ocasión perfecta para invadir el Imperio y acabar con los siglos de esplendor que lo caracterizaron.
Así está Europa, así está España también, a punto de  ser devastada y devorada por civilizaciones sin complejos que no tienen nada que perder y mucho que ganar. Mientras tanto, nosotros pidiendo pan y circo."

Esta reflexión me la envió mi sobrina ayer, muchos años dedicada a la docencia en institutos. y gran conocedora de lo que adolece  en ellos.Al terminar de leerlo me pareció que no estaba falto de razón, por lo menos en lo que atañe a la escuela que es donde me he movido siempre y de la que puedo hablar con conocimiento de causa. La escala de valores que tuvieron nuestros mayores ya nada tiene que ver con la de ahora. Los padres ya no educan a sus hijos para el respeto, el esfuerzo, la responsabilidad...Los niños de hoy no saben responder ante la adversidad porque se lo damos todo hecho. Porque cuando sufren una contrariedad en el colegio o en el barrio con algún amigo, a los padres les falta el tiempo para ir a protestar donde sea, sacando pecho por su hijo sin saber bien si ha sido el verdadero responsable de lo ocurrido. Hay excepciones, naturalmente, pero la tónica general y lo que los docentes vemos en las aulas es el fiel reflejo de lo que pasa fuera. Nos creemos mejores padres por dar todo a nuestros hijos y estamos equivocados.Lo que hay que hacer es enseñarles a vivir, a saber sufrir y salir de las contrariedades que van a tener sin duda alguna, a disfrutar de las pequeñas cosas y no de imposibles que no están a nuestro alcance, a respetar  a sus mayores y el legado que nos dejan, a valorar el esfuerzo para conseguir las cosas, a ser responsables y consecuentes con sus acciones...
Algún día nos tendremos que dar cuenta, pero quizá sea demasiado tarde, o cambiamos esta dirección ahora o terminaremos como el Imperio Romano.


domingo, 11 de octubre de 2020

ÉRASE UNA VEZ...LA TELEVISÍON

 


Corrían los años sesenta. Yo todavía era una niña muy pequeña y los recuerdos a veces son un poco confusos, me vienen como a llamaradas, cosas puntuales pero que cuando las pienso parece que las estoy viendo como en una pantalla.

Eran los años de la prosperidad. España salía del oscuro episodio de la postguerra y se adentraba hacia un futuro esperanzador, sobre todo  para las sufridas clases medias que tantas penalidades pasaron en la época anterior.

Mi familia, perteneciente a ese colectivo, iba también abriéndose camino y prosperando poco a poco. Vivíamos en un barrio muy céntrico del casco antiguo, entre la Catedral y el Alcázar, a un paso de la Plaza de Zocodover y del Mercado Central. Disponíamos de casa propia. Una casona típica que se dividía en varios pisos que estaban alquilados. Las rentas que eso producía junto con los trabajos de mis padres, hizo que pudiéramos vivir de manera desahogada. Nunca nos faltó, pero tampoco nos sobró para grandes caprichos.

Así pues, mi padre siempre fue muy dado a comprar los últimos artilugios que salían al mercado, y un día de aquellos llegó a casa con una televisión., que por entonces, no la tenía casi nadie en el barrio. En mi casa no había ningún vecino que lo tuviera y que yo sepa por los alrededores tampoco. Era de la marca Marconi, lo recuerdo como si la viera, las imágenes en blanco y negro, como no podía ser de otra manera. A veces se veían un poco borrosas, cuando las antenas que tenía arriba, como una especie de cuernos, no cogían bien la señal. Esa fue de las primeras que salieron y se vendieron en el país, después aparecieron otras más modernas. Las antenas de cuernos fueron sustituidas por otras que se  colocaban en lo alto de terrazas y azoteas, a medida que las iba adquiriendo más gente.

 Sólo se podía ver por la mañana y por la tarde, por las noches no había programas, y si la encendías solo salían  un montón de puntitos negros. Un poco antes de comenzar la emisión del día salía la carta de ajuste, una imagen fija con un redondel y en su interior las letras TVE. Eso quería  decir que media hora después empezaría la emisión y ya no paraba hasta las doce de la noche, cuando salía la bandera de España con el himno nacional. Después de eso se acababa todo hasta el día siguiente.

A mí me encantaba verla un poquito por las tardes, cuando ponían los dibujos animados del Oso Yogui, Los Picapiedra, Los Chiripitiflaúticos, con Torrebruno, Valentina y el Capitán Tan, la Señorita Berta y su perrita Marilín, Félix el Gato...Los sábados había un programa de canciones y bailes que a los mayores les gustaba mucho, se titulaba ESCALA EN IFI, y como los vecinos de los alrededores no tenían aún el aparato se venían a casa a verlo, como si fuera una gran novedad. Y todos alrededor de la televisión no dejaban de admirar ese gran invento.



¡Qué tiempos!¡Cómo han cambiado las cosas! ¡Quién nos iba a decir que las televisiones iban a quedar anticuadas y que vendría otros aparatos del infierno ( ordenadores, tablets...) a ocupar  un lugar preeminente en nuestros hogares. Dentro de cincuenta años los niños de hoy hablarán de ellos como cosas del pasado, y qué será lo que se lleve entonces. Aunque a juzgar por los nuevos avances tecnológicos se puede uno hacer una idea.

¿Y vosotros, qué recordáis de la televisión de antes?










domingo, 4 de octubre de 2020

LA CASA DE LAS CADENAS

 



          Si alguna vez pasáis por Toledo no podéis dejar de visitar el Monasterio de San Juan de los Reyes. Fue mandado construir por los Reyes Católicos para conmemorar la Batalla de Toro y el nacimiento del príncipe Juan. Además los reyes tenían intención de convertirlo en mausoleo real, pero después, la Conquista de Granada les hizo cambiar de planes. A parte de ser uno de los monumentos más representativos del arte gótico isabelino en la ciudad, llama la atención de los visitantes unas extrañas cadenas que hay colgadas alrededor de su fachada, y cuya historia os voy a contar.

          Hubo en tiempos de Isabel y Fernando en Toledo, un afamado herrero de cuyas sus manos salían trabajos que nadie podía igualar. Rejas , aldabones, celosías, espadas...de belleza sin igual, y todos los nobles de las ciudad le hacían a él sus encargos con la tranquilidad de que quedarían plenamente satisfechos con el trabajo.

          Ismael, que así se llamaba el herrero, era judío converso, hecho que despertó en principio algunos recelos pero que después fueron pasando hasta conseguir el sincero aprecio de sus vecinos y también el de un importante noble que le cedió una gran mansión para que instalara allí su casa y taller. Contaba la casa con un amplio y luminoso patio donde el herrero junto con sus ayudantes  trabajaba sin descanso para atender los numerosos pedidos que se hacían.

          Corrían los últimos años del siglo XV, y los Reyes Católicos andaban enfrascados en  la larga y costosa Conquista de Granada, por lo que sus ausencias, lo mismo que las de muchos nobles eran prolongadas, y la ciudad se encontraba medio vacía, sin su alegría habitual. Sin embargo la actividad en el taller de Ismael no cesaba, su fragua no descansaba ni un momento, ni de día ni de noche, especializándose en la producción de cadenas. Los vecinos comenzaron a notar una extraña producción de las mismas y se quejaban del gran trasiego que había de carros cargándolas para llevarlas a algún sitio que desconocían. Se rumoreaba que iban a Granada pero sin saber para qué o para quién.

          Así transcurrió mucho tiempo, hasta que el enigmático tráfico quedó al descubierto, cuando  terminada la guerra, los primeros cristianos cautivos liberados por los Reyes Católicos volvieron a la ciudad. Uno de ellos mostró los hierros que le habían aprisionado en las cárceles  nazaríes, y los toledanos allí presentes reconocieron las inconfundibles formas del herrero, su vecino.

          Se desconoce lo que fue de él. No se sabe su huyó o fue ajusticiado, pero lo que si nos ha quedado es su casa: La Casa de las Cadenas, en pleno barrio judío. Hoy convertida en Museo.

          Y también las cadenas del Monasterio de San Juan de los Reyes, pues al terminar la guerra y liberar a miles y miles de cristianos cautivos, los Reyes Católicos, como recuerdos a su sufrimiento mandaron colgarlas de los muros del monasterio , y en ese lugar se pueden ver en la actualidad.


Y esta es la historia. Espero que os haya entretenido. 
Y ya aprovecho para dejaros el calendario de este mes.