
La tarde caía. El astro rey se despedía del mundo en el
horizonte y pintaba de amarillo las
casas y los árboles. Un viento desagradable se levantó y no invitaba a estar
mucho tiempo en la calle. Sin embargo, ella prefirió recorrer el camino
andando, y aunque podía haberlo hecho por otras calles más protegidas del
viento desapacible, prefirió el camino largo para recrearse en el momento.
¡Cuántas veces había pasado por aquel lugar! En su adolescencia
lo recorría a diario. El "Poblado ", lo llamaban, porque fueron casas
hechas para obreros de la fábrica que estaba al lado. Ahora aquella humildes
casitas de los trabajadores estaban todas reformadas y se habían convertido en
bonitos chalets. La fábrica, en una flamante universidad, y el camino, en una carretera llena de coches con amplias
aceras a los lados para los viandantes como ella. Por unos minutos volvió a los
13 años, para pisar de nuevo el camino de tierra con el uniforme del colegio y la mochila al
hombro. Se esforzó tanto en recordar que pudo sentir bajo sus zapatos las
piedrecitas y respirar el polvo de la tierra de 40 años atrás .
¡Cuántas veces
había visto ese mismo atardecer! Sólo que mucho más joven y con toda la vida
por delante. ¡ Pero exactamente igual!.
Borró todo lo que había vivido hasta entonces ,dejó las páginas de su
vida en blanco, y volvió a ser niña de nuevo. Desapareció su matrimonio, su divorcio,sus hijos, las numerosas veces que había tenido que decir adiós a los seres
queridos, sus treinta años de trabajo, sus problemas y preocupaciones del momento. Ahora, solo existía una niña de 13 años que caminaba de vuelta a casa al salir del colegio .Su madre la estaría
esperando, en aquel pisito modesto y recogido que contaba con todas las
comodidades que se podían esperar en aquellos años .Recordó como si la viera la
figura de su madre, como si todavía estuviera aquí.
¡Cuántas veces la había echado de menos después
de su partida! Pero eso todavía no había ocurrido, ahora ella estaba aún en la
adolescencia, volvía del colegio y su madre la esperaba.
Es precioso recordar la adolescencia cuando todavía estás bajo el techo de tus padres ..y sobre todo saber que ella está allí esperando tu regreso del colegio , para darte un beso en la mejilla y prepararte la merienda ,...es lindo los bellos recuerdos y miuy lindo tu relato con esa estampa de una tarde de otoño ..
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y una genial semana.
Cuando los recuerdos son bonitos resulta agradable recordar. Muchas gracias por tu comentario. Un besito, Campirela.
EliminarEntrañable relato y precioso dibujo.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Macondo, aunque el dibujo, esta vez, no es mío. Está tomado de internet. Besos.
EliminarRecordando el pasado/imaginando el futuro, un bonito relato y siempre una niña presente. Abrazos
ResponderEliminarTodos llevamos en nuestro interior las etapas de la vida por las que hemos pasado. Y de vez en cuando reaparecen. Un beso, Ester.
EliminarAlgunas veces me dan ganas de volver a esos momentos, en que todo parecía seguro, todo estaba por llegar y sabíamos a quién recurrir.
ResponderEliminarTu relato me hizo recordar que el pasado mes de julio, en un viaje a mi ciudad, pasé junto a un barrio nuevo y pude recordar nítidamente cómo cuando niña era un campo, con un acueducto y muchas cuestas, al que íbamos a jugar al salir del colegio. Creo que fue una sensación similar a la que describes.
Besos, Rita
A mí me ocurre lo mismo, Alís. Cuando los problemas me acorralan pienso en los días en que estaba bajo la seguridad de los adultos, siempre protegida. Un abrazo.
EliminarUn relato muy real y emotivo. Siento decir que el otoño no me gusta nada, me deprime, pero admito que tiene una gran belleza. Besitos
ResponderEliminarEl otoño tiene sus cosas. A mí este frío que está haciendo ya no me gusta nada, pero los colores si son bonitos. Besitos, Blanca.
EliminarPrecioso y nostálgico relato amiga. Siempre es bonito recordar la adolescencia.... y mas en una hermosa tarde de Otoño.... Saludos.
ResponderEliminarA veces el pensamiento vuela y vuela y se tiene alguna regresión de éstas. Un beso, Sandra.
Eliminar¡Ay, los recuerdos! Cuántas veces no habremos viajado en el tiempo para recrearnos en esos momentos felices de la infancia y la adolescencia. Las cosas cambian pero los sentimientos no.
ResponderEliminarUn relato encantador que me ha hecho recordar mis veranos en un pueblito donde también había un "poblado" para los obreros de una centrol eléctrica y que muchos años después se convertirían en chalets.
Un abrazo.
Yo creo que como me voy haciendo cada vez más mayor, me voy acordando cada vez más de mi infancia y juventud. ¡Qué tiempos! ¡Cómo han cambiado las cosas! Un abrazo, Josep.
EliminarMe encanta, viajar al pasado de vez en cuando es genial, eso si, hay que regresar al presente.
ResponderEliminarLas descripciones que haces son preciosas.
Muy feliz día.
A mí también me gusta viajar al pasado pero reconozco que hay que vivir en el presente. Un besito, Marigem
EliminarCuanta nostalgia en este gran relato, viajar al pasado puede ser sanador, si no lo hacemos para hacernos daño.Hay recuerdos que no se pueden olvidar, pero hay que saberlos llevar.
ResponderEliminarUn placer venir a leerte amiga.
Feliz martes. Un beso
Recordar el pasado el bueno siempre y cuando sean recuerdos agradables, d elo contrario, si hacen daño, es mejor olvidar. Un abrazo, Carmen.
EliminarSería bonito volver atrás. Un beso
ResponderEliminarSi, sería bonito, pero es algo imposible y tenemos que conformarnos con lo que tenemos. Un besito, Susana.
Eliminar¡Preciosa y sentida entrada!
ResponderEliminarMe ha gustado leerte y entiendo el sentir de tu protagonista.
Muchas veces tratamos de dar marcha atrás en la vida, intentamos despertar recuerdos, aquellos, los más bellos que todavía conservamos, y damos gracias porque nos hacen revivir momentos que son nuestra liberación.
Te dejo un fuerte abrazo con mis cariños.
kasioles
Muchas gracias, Kasioles. Tu comentario también es muy emotivo. Hay veces que los recuerdos vienen solos , otras los despertamos nosotros porque nos gustaría estar en esa época. Lo importante es que siempre se disfrute con ellos. Un abrazo.
EliminarQué bonito Rita. Y que de añoranza he sentido, he recordado cuando volvía del cole por un camino angosto que había en las afueras del pueblo,y mi madre me esperaba con mi merienda, porque en mi época había clases por la mañana y por la tarde. Lo recuerdo con una claridad absoluta. Qué tiempos aquellos en los que mi única preocupación era sacar sobresalientes, ja ja.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada. Besitos :D
¡Qué tiempos aquellos cuando no teníamos las preocupaciones de hoy en día y estábamos protegidos por la figura de los padres! Desgraciadamente eso no puede volver, por eso nos conformamos con el recuerdo. Un besito, Margarita.
EliminarMuy bonito tu escrito, trasportarse al pasado produce un gran placer recordar tantísimas anécdotas de los años de infancia y adolescencia y hasta se llega a desear volver de nuevo a esa época.Besicos
ResponderEliminar¡Claro que se desea volver! Aunque solo sea por unos segundos. ¿A quién no le gustaría volver a ser niño de nuevo? Besitos, Charo.
EliminarEse recorrido lo hago muchas veces y en otoño más. El recuerdo de mi madre me obliga a retroceder y los ojos se me nublan al volver a unos años en los que en mi familia éramos felices, ya preparando las próximas fiestas. Mi hermano jugaba con su perro y yo siempre enfrascada en las puñeteras matemáticas que a mi padre le encantaban.
ResponderEliminarUna voz se escuchaba siempre: "la merienda está preparada".
Gracias Rita por volverme a eso años. Un abrazo.
Me alegro mucho que gracias a mi relato hayas podido revivir tus propios recuerdos que, al parecer, son tan agradables y emotivos.Un beso grande, Airblue.
EliminarCuantas veces nos vienen los recuerdos de nuestra infancia y adolescencia y nos gustaría poder pasar de nuevo por ellos, bonitos recuerdos, un abrazo.
ResponderEliminarAsi es . Cuando vivimos en esa etapa queremos que pase rápido para hacernos mayores y cuando lo somos, nos gustaría volver. Un abrazo, Mari-P-R
EliminarSiempre es bonito evocar estos recuerdos.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias por tu visita. Un abrazo, Marisa.
EliminarSoñar, revivir con un pus, solera, esa es la magia
ResponderEliminarun abrazo
Revivir pero sin olvidar el presente, que también es importante y se convertirá en recuerdo en un momento. Un beso, Mª Jesús.
EliminarAlguna vez es bonito recordar y vernos de nuevo en la adolescencia, el otoño invita a ello.
ResponderEliminarBesos.
Las tardes lluviosas y frescas como la de hoy hacen que la imaginación vuele. Un abrazo, Conchi
EliminarNo es de extrañar que además del polvo del camino, las piedrecitas y los zapatos sucios, lo que mejor recordaba...era a su madre.
ResponderEliminarEs lo único que no se nos olvida, la mamma.
Besitos.
¡Ah, las madres! Nuca se van del todo, siempre están presentes por mucho tiempo que pase. Un beso, Mª Ángeles.
EliminarBuscando en el baúl de los recuerdos en una tarde otoñal.
ResponderEliminarjajaja...como la canción de Karina, que también es un recuerdo. Gracias por tu visita, Manuel. Un abrazo
EliminarHermoso tu relato y muy evocador de un tiempo que guardamos atesorado por siempre en nuestro corazón.
ResponderEliminarUn gran abrazo-
Los buenos recuerdos siempre se conservan, Sandra. Un abrazo grande.
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