Las cuatro. Hora de arreglarme para salir. Había quedado con
Carmen a las cinco. Me colocaba mi pantalón vaquero último modelo y la chaqueta
de punto que me había hecho mi madre. Me peinaba un poco el pelo corto y
revuelto, y ya está. De pinturas no era. Nunca lo he sido. Siempre me ha
gustado llevar la cara al natural, tal cual es. Aunque reconozco que con un
poquito de maquillaje se está mucho mejor, y más a una determinada edad. Pero
en aquellos tiempos no era necesario taparse las arrugas, ni las imperfecciones
del rostro, si acaso alguna que otra espinilla.
Paseábamos Calle del Comercio arriba,
Calle del Comercio abajo, buscando chicos que hicieran lo mismo y con los que entablar
conversación y amistad. El sexo contrario ya nos atraía y suspirábamos por
algún que otro mozuelo imberbe, que jugaba a ser hombre con el cigarrillo en la
mano y unos cuantos duros en el bolsillo con los que pagarse un cubalibre que
reafirmase su "hombría". Nosotras nos conformábamos con un pastelito
de la confitería que había en Martín Carrero, o con alguna entrada para el Cine Imperial, atestado de muchachillos y muchachillas como nosotras que buscaban un
rato de entretenimiento. Por un duro podías pasar la tarde viendo películas,
el único inconveniente es que aquel no era el lugar más apropiado para
encontrar relaciones con el sexo opuesto. Y por eso muy pronto cambiamos el
cine por los guateques en donde nos montábamos la fiesta a nuestro aire y nadie
nos molestaba. Se hacían en casa de alguien que tuviera lugar disponible, nos
llevábamos el tocadiscos, adornábamos las paredes con pósters de músicos, entre
todos pagábamos las bebidas y el tabaco, y pasábamos la tarde bailando,
bebiendo y riendo. Salíamos enamoradas de este o aquel...¡y hasta la próxima
semana!
Ya han pasado unos cuantos años de aquello. La espalda se me ha encorvado y la cara, ahora si, necesita de ese maquillaje que despreciaba antaño. Pero el recuerdo, por unos breves momentos, me hace volver a tener quince años otra vez y disfrutar de la emoción de toda una vida delante por descubrir.
Qué emotivo resulta recordar esos tiempos cuando aun no habíamos emprendido el camino adulto y de responsabilidades, tengo en una bolsa algunas fotografías de antaño, y reverlas me lleva también a esos años, un abrazo Rita!
ResponderEliminarSi, a veces asaltan esos recuerdos de antes y se reciben siempre con una sonrisa y cierta nostalgia. Un abrazo Mª Cristina
EliminarQue te quiten lo bailao... y lo que te queda por bailar. Cada edad tiene su encanto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego, Macondo. A cada edad lo suyo, y ahora también ocurren cosas buenas y divertidas, aunque con otros matices, claro. Un abrazo
Eliminar¿"Domindo"?... Lapsus o una forma de "domingos" desconocida hasta ahora :)))))
ResponderEliminarSí, así eran aquellos domingos de antaño, y no solo por nuestras edades, sino por las realidades y valores que imperaban.
Abrazo Rita.
Un lapsus, ha sido un lapsus. ¡Estos dedos que a veces teclean donde les da la gana! Gracias, Ernesto. Ahora mismo lo pongo bien
EliminarMis hermanos maores hacían guateques en casa. Un beso
ResponderEliminarEra una cosa frecuente en aquellos años. A los que éramos muy jovencitos todavía no nos dejaban pasar a las discotecas, de manera que teníamos que buscarnos la vida.
EliminarUn abrazo, Susana.
Por aquí los llamábamos "asaltos", nos reuníamos chicas y chicos en una casa, llevando cada uno algo para comer y beber pasándola muy bien.¡Ahhhhh! y a casa tempranito...jejeej! Como dice Ernesto los valores y realidades eran otros.
ResponderEliminarBesos Rita
Si, si, a casa tempranito. Antes de las 10. Eso que estar toda la noche por ahí, ni hablar. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Un abrazo, Norma.
EliminarCuántos domingos como lo tuyos... y a las diez en casa con interrogatorio casi obligatorio. Dónde, cómo, con quién... me daba rabia. Prometí no hacerlo con mis hijas, darles un margen de confianza y así ha sido.
ResponderEliminarLlevábamos discos y nada de alcohol. Los chicos cerveza.
Buen domingo el de ahora, con rodillas doloridas y tumbada en el sofá.
Un abrazo Rita.
Nuestros hijos han vivido una infancia y una juventud muy diferente a la nuestra, pero yo fui muy feliz en la mía, me lo pasé muy bien.No teníamos tanta libertad como ahora pero buscábamos la manera de disfrutar, y lo hacíamos. ¿Los domingos de ahora? Pues los míos...ya ves...recordando otros tiempos y escribiéndolo en el blog. je,je. Un abrazo Airblue
EliminarTu relato nos lleva a otro tiempo donde no había móviles ni siquiera discotecas, los bailes eran para mayores de edad que era a los 21 y las amistades surgían paseando por las calles de la ciudad.
ResponderEliminarAbrazos.
Bueno... discotecas donde yo vivía, si las había. Pero eran para mayores y el que quería pasar debía enseñar el DNI.¡Qué pasada!Total, por pasar a echar unos bailecitos, que no hacíamos otra cosa. Los menores teniamnos que buscarnos la vida por ahí, y así nacieron los guateques. Je,je. ¡Qué tiempos! Un abrazo, Matías.
EliminarQué hermoso recordar aquellas tardes de paseo. Lo cierto es que coincido contigo en mucho, y sí, se siente que el tiempo ha pasado, pero... no importa, aquí estamos nosotros como testigos de ello.
ResponderEliminarUn beso Rita :D
Claro que si, Margarita. El tiempo ha pasado, aquello no volverá más, pero lo de ahora también puede ser bueno y hay que disfrutar el momento. Siempre lo digo. La felicidad está en el presente. Un beso
EliminarQue lindos tiempos,cariños.
ResponderEliminarFueron buenos tiempos, y de vez en cuando es agradable recordarlos. Un beso, Fiaris
EliminarEste escrito me ha recordado mi juventud pero yo si que me pintaba algo los ojos solamente algo que a mi madre no le agradaba.Hoy ya mayor ya no me los pinto ni uso ningún tipo de maquillaje desde hace muchos años pues también me gusta salir con la cara tal cual es.Besicos
ResponderEliminarCuando éramos jovencitas nos gustaba pintarnos para parecer mayores, ahora como ya somos mayores no lo necesitamos, je,je. También pareciendo mayores nos dejaban entrar en las discotecas y la pintura era una estrategia que utilizábamos. Un abrazo, Charo.
EliminarMuy bonito, te leía con una sonrisa recordando esos momentos de adolescencia. Es lindo recordar estos momentos vividos con una sonrisa. Ahora lo de calle arriba, calle abajo con el móvil es más complicado.
ResponderEliminarBesos
A mí también me hace sonreír todo aquello, y más viendo cómo han cambiado las cosas. Antes nos arreglábamos perfectamente sin móvil y sin redes sociales para hacer amigos. Salías a la calle y siempre encontrabas a alguien. Pero todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Un abrazo, Conxita.
EliminarGRacias, Pilar, por compartir tus recuerdos. Precioso el dibujo, como siempre!!!
ResponderEliminarYo tuve unos 15 años muy diferentes a los tuyos, era un poco más deportista, jajajaj, me pasaba la vida en el frontón jugando al tenis y con la bici para acá y para allá. Siempre entre chicazos, como me llamaba mi madre, pero de pinturas... tampoco era, ni soy, jajajaja.
Mil besos, corazón.
Pues yo de deportes no era, ni soy. Tampoco de pinturas ( en la cara), de las otras si.
Eliminar¡Eran otros tiempos! Besitos, Blanca.
Que bellos recuerdos nos has dejado , creo que algunos los he compartido contigo ..gracias por dejarnos un poquito de ellos .
ResponderEliminarUn abrazo y una feliz semana.
Seguro que habrás vivido cosas parecidas. Todos los que tenemos una cierta edad nos acordamos, aunque no sea todo exactamente igual. Un besito, Campirela
EliminarGracias por tu hermoso relato que nos ha hecho viajar por el tiempo y recordar esa bella época. Me asombra coincidir con Blanca, también a los 15 me la pasaba en el frontón practicando tenis. Recuerdo además esas reuniones a las que hace mención Norma2 que llamábamos "asaltos" y por tu descripción eran iguales a tus guateques.
ResponderEliminarUn gran abrazo y buen comienzo de semana.
Es curioso, Sandra, ver cómo a pesar de la distancia física, la juventud suele hacer las mismas cosas en todas partes. No se me había ocurrido que en Argentina se hacía lo mismo que aquí. Feliz semana también para tí. Un beso.
EliminarYo me escapaba a un pueblo situado a 15 kilómetros donde había una discoteca con horario de tarde. Siempre ansiaba el momento de las lentas, para dejarme abrazar por el chico que me gustaba. Luego volvía a casa como si no hubiera salido del barrio.
ResponderEliminarGracias por hacerme recordar
Un abrazo
¡Lo tuyo si que era toda una aventura! Yo, a tanto no llegaba, pero si me acuerdo que en las discotecas ponían un rato de baile suelto y otro de lento. Yo, como era un poco cabra-loca, me gustaba más el suelto. Un besito, Alís
Eliminar¡Cómo pasa el tiempo!
ResponderEliminar(me hace volver a tener quince años)
Puede ser que escucharas en alguna ocasión:
"Quince años tiene mi amor..."
¡Feliz Abril!
¡Claro que escuché la canción! Era del Dúo Dinámico. Yo no tenía 15 años todavía cuando sonaba. Era más niña, pero mi hermana, que si los tenía, yo creo que estaba enamorada de ellos porque tenía toda la pared de su habitación que compartíamos llena de fotos suyas. ¡Feliz Abril para tí también! Un abrazo, Matías.
EliminarHola. Rita. Te devuelvo tu amable visita a mi blog "Retales de una vida" y me encuentro con una historia que muy bien podría hacerla mía. Todo lo que describes en ella lo viví, incluso el poder ir al cine por un duro, jeje.
ResponderEliminarLa nostalgia de la adolescencia y juventud es una poderosa fuente de inspiración.
Un saludo.
Muchas gracias, Josep , por venir a visitarme. Es bonito recordar viejos tiempos entre amigos. ¡Bienvenido a mi casa!
EliminarComo se suele decir, y que nos quiten lo bailao...
ResponderEliminarLos recuerdos es lo mejor que tenemos, mientras los tengamos, tendremos vida.
Saludos.
Muchas gracias por tu visita y comentario, Elvis. ¡Bienvenido a mi casa! A partir de ahora ya podremos leernos...y si..¡qué nos quiten lo bailao!Feliz semana.
EliminarEs ideal tener recuerdos por que al final de nuestras vidas los recuerdos alimentan el alma.Un gran abrazo es un placer leerte siempre. Feliz semana.
ResponderEliminarSi, Gladys es muy agradable recordar tiempos pasados con una sonrisa. Besos.
EliminarMe has trasportado a mis años mozos haciéndome vivir los paseos y guateques.
ResponderEliminarLos dibujos los haces tú?, me gustan mucho.
Besos
Recordar lo que fuimos e hicimos en tiempos pasados es bueno, nos hace sonreír con nostalgia. Los dibujos son míos, si. Me alegro que te gusten. Un beso Mari-Pi-R.
EliminarQué bonito recordar esos tiempos tan fantásticos!!.
ResponderEliminarDulce nostalgia...
Un beso.
Muchas gracias, Amalia, por pasar por aquí. Un beso
ResponderEliminarQue bello tu texto miles de abrazos
ResponderEliminarRita es bonito recordar la juventud pasada, mas ahora que cambio tanto
ResponderEliminary con maquillaje, o sin el, aprovecha cada momento, y alegrate de tener arrugas, son experiencias
un abrazo
¡Hola Rita!
ResponderEliminarSi bien no soy testigo vivencial de aquellos momentos,me recuerda mis tiempos de aprendiz de hombre. Momentos inolvidables, que no han de volver, pero que viven muy dentro de nosotros.
Hermoso relato, que nos has hecho revivir con el, tantas cosas hermosas.
Un fuerte abrazo.
Benditas tardes!
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